TERCER TRIMESTRE

A partir de ahora, tu cuerpo experimentará cambios espectaculares mientras sigue creciendo para dar cabida al bebé y preparándose para el parto.

Molestias habituales
Seguirás sintiendo muchos de los malestares propios del segundo trimestre: calambres, dolor de espalda y retención de líquidos, incluso cabe que éstos empeoren. Tu cuerpo tiene que hacer un sobreesfuerzo que afectará a todo tu organismo.

Dolores
La relaxina es una de las hormonas del embarazo, se encarga de ablandar los ligamentos de cara al parto, pero eso mismo puede provocar molestias alrededor de la pelvis. En esta última fase del embarazo el estiramiento de los músculos abdominales puede provocar una incómoda sensación de quemazón en la zona del abdomen. Asimismo, como al crecer el útero va comprimiendo el nervio ciático, te puede dar un ataque de ciática o dolerte la parte inferior de la espalda o las piernas. Las contracciones de Braxton Hicks serán cada vez más intensas incluso dolorosas cuando el parto esté ya muy cerca.

Calor
Con el embarazo, tu cuerpo acumula más grasa y tu metabolismo va más rápido, por lo que es normal  que, en esta fase final, sientas más calor de lo habitual.  A medida que se acerque el momento del parto, irás sintiendo que tienes calor a todas horas. Eso se debe a que tu circulación funciona mejor que nunca.

Insomnio y cansancio
Puede que te sientas terriblemente cansada pero no puedas dormir bien toda la noche porque estás incómoda físicamente, porque el bebé te da patadas o porque tienes que levantarte muchas veces para ir al baño. Y puede que tengas sueños dramáticos como forma inconsciente de tus miedos a la maternidad. Si el insomnio te deprime, piensa que estarás preparada para las noches que vienen después del nacimiento de un hijo.

Retención de líquidos
El cuerpo se hincha porque acumula de manera natural líquido en los tejidos. Por extraño que parezca, beber agua y poner los pies en alto son dos buenos remedios contra la retención de líquidos.
Si se te hinchan los dedos, levanta el brazo por encima de tu cabeza durante uno o dos minutos para ayudar a que el líquido descienda.



                                                            
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